Las pinturas de la India poseen un continuo estético que se extiende desde las primeras civilizaciones hasta nuestros días. En sus comienzos su naturaleza era esencialmente religiosa, pero luego la pintura de la India evolucionó a través de los años para convertirse en una fusión de varias culturas y tradiciones. La pintura de la India ha estado expuesta a influencias greco-romanas, iraníes y chinas. Las pinturas en cavernas que se observan en distintas partes de la India son un testimonio de estas influencias y la evolución continua de nuevos idiomas pictóricos es evidente.
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La pintura india se la puede encuadrar en el tipo accidental con perspectiva lineal y varios puntos de fuga. Por su temática puede calificarse de narrativa y naturalista. Los pintores hindúes manejan bastante bien el claroscuro, Destacan los frescos, especialmente los realizados en las paredes del palacio de Ajantâ. Y con temas derivados de estos frescos se dan vida a las miniaturas de los siglos XII y XIII. Pero en el siglo XII ya comienzan a vislumbrarse las influencias persas y una clara división de escuelas: por una parte la tradicional india, por otra la de temática musulmana influenciada por los mongoles y por otra la de temática popular.